“Generalmente creemos que dirigimos nuestras vidas con nuestros deseos y aspiraciones pero la neurociencia revela un hecho sorprendente: nuestra mente consciente creativa solo dirige nuestras vidas en un 5%. El 95% del tiempo nuestra vida es controlada por las creencias y hábitos que están programados en nuestra mente subconsciente." Bruce Lipton
La mente subconsciente es un mecanismo rígido de reacción a los estímulos. Es un superprocesador que nos mantiene con vida sin que tengamos que ser conscientes de ello. Cuando percibe una determinada señal en el ambiente, reacciona de una manera preestablecida. Entiende a través de los cinco sentidos y solamente percibe el presente. Tiene la capacidad de procesar 40.000.000 bits de información por segundo. Controla las funciones del cuerpo. Piensa de forma literal (no analiza) y posee memoria a largo plazo.
La mente consciente crea el yo con quien nos identificamos y es la sede de la razón, aunque también sale de ella nuestra creatividad. Procesa 40 bits de información por segundo tiene capacidad de establecer metas, piensa de forma abstracta y posee memoria a corto plazo, posee la capacidad de hacer cómo máximo tres cosas a la vez (en los hombres tal vez es menor este número ;).
Si la mente consciente es el piloto y la subconsciente, el piloto automático, cuyo comportamiento está programado para efectuarse sin control u observación del yo consciente, entonces sólo entre el 1% y el 5% de lo que pensamos, hablamos o hacemos lo controlamos conscientemente, el resto está dirigido por el subconsciente. Eso significa que, en el caso de que se produzca un conflicto entre ambas mentes, la subconsciente será la ganadora. La mente subconsciente hace que nuestro corazón lata, que digiriéramos la comida, que respiremos, todo al mismo tiempo, es un sistema perfecto. El problema no está en la mente subconsciente si no en la información que contiene.
Influencias internas y externas
Durante el embarazo, el niño recibe información en la sangre del estado de ánimo de su madre. Si ésta está estresada o se siente amenazada, el mismo mecanismo de huir o de luchar que ella vive se lo pasa al feto y esto tiene como consecuencia que el riego de sangre vaya más dirigido a la mente posterior, a los brazos y a las piernas. Este mecanismo existe para acoplar al feto al entorno donde va a vivir después de nacer. Por el contrario, si la madre está feliz, relajada y se siente acogida, el cerebro anterior recibe más sangre y el niño acaba siendo más inteligente. De hecho, existen varios estudios que demuestran que el 52% de la inteligencia se establece a partir de la información del entorno de la madre durante el embarazo.
Por otra parte, la actividad del cerebro, que se mide electrónicamente mediante la electroencefalografía (EEG), viene categorizada en cuatro estados fundamentales de conciencia según su frecuencia, empezando por las más profundas y lentas. Un niño no expresa conciencia (actividad Alpha) hasta después de los 6 años. Antes del nacimiento, y durante los seis primeros años de vida, el infante está principalmente en los estados Delta y Theta. Eso quiere decir que el niño está en un trance hipnótico durante los seis primeros años de su vida y absorbe todo lo que escucha y ve, al tiempo que aprende observando la reacción de sus padres a los diferentes estímulos de la vida. En estos estados, el niño recoge la información que convertirá en su realidad y que el subconsciente le servirá continuamente hasta que logre cambiar esa información. En resumen, lo que aprendimos hasta los 6 años nos controla la vida entre el 95% y 99% del tiempo.
Nuestra vida refleja las creencias que hemos absorbido inocententemente en nuestra infancia y antes de nacer y se han reforzado con nuestra experiencia.